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La cultura afro-brasileña

 

44208Pointe-à-Pitre, Guadalupe, 1932

Verger tuvo contacto con la cultura africana desde el inicio de los años 30 en París, Francia, donde vivía, debido a que frecuentaba el Museo del Trocadero, que posteriormente se convirtió en el Museo del Hombre, y también el Bal Nègre de la Rue Blomet.

El contacto con la cultura africana continuó durante sus primeros viajes en los que se deparó con la cultura afro-americana en las  Antillas francesas y en los barrios negros de ciudades norteamericanas como Nueva York y Nueva Orleans. Además, en 1936, Verger pasó cinco meses en el continente africano y viajó por varios países entre el Norte y el Oeste de África.

El rumbo de la obra y la vida de Verger sólo mudaron cuando llegó a Bahía en 1946. Al depararse con la cultura afro-bahiana, Verger, que hasta entonces era un fotógrafo “libre”, pasó a transitar exclusivamente ahora sobre las huellas de la cultura africana y afro-americana.

Su descubrimiento del candomblé en Bahía y de Xangó en Recife, que revelaba la fuerte presencia de la cultura africana en Bahía y en el Nordeste de Brasil, animaron a Verger a volver a África. Verger pudo realizar este viaje  gracias a la ayuda de Théodore Monod (entonces director de IFAN en Dakar). Durante su visita, Verger se dedicó a entender en profundidad las fuertes conexiones culturales e históricas entre la costa de Benín y Bahía.

Después de terminar este viaje, en el que hizo muchas fotos, Verger se vio forzado, según él mismo revela, a escribir y publicar lo que había experimentado. Así, publicó en 1954 el libro Dieux d’Afrique: Culte des Orishas et Vodouns à l’ancienne Côte des Esclaves en Afrique et à Bahia, la Baie de Tous les Saints au Brésil, la primera de las varias obras que escribió que aborda el universo religioso del  candomblé y de la cultura africana y afro-bahiana. Desde entonces, y hasta finales de los años ochenta, Verger se convirtió en un tipo de mensajero entre Brasil y África, dividiendo su tiempo y su atención entre los dos continentes. Como resultado de este trabajo, creó museos a los dos lados del Atlántico, incentivó los intercambios culturales, académicos y religiosos entre Bahía y los países del Golfo de Benín, fomentando diversos intercambios, principalmente entre Ifé en Nigéria y Salvador en Brasil.

61934Con el rey Hounon Dagbo, Ouidah, Benín, años 90

Desde el primer momento en el que Verger se interesa por el Candomblé, esto va a llamar la atención de muchos sacerdotes; a su vez, Verger recibe varios “títulos” religiosos tanto en Brasil como en África. En 1952, en Ketu, después de profundizar sus conocimientos sobre la cultura fon-yoruba, Verger se convierte en Babalawo, el adivino, a través del juego de Ifá, renaciendo con el nombre de Fatumbi.

En Salvador, Verger se convierte en un personaje importante en ciertos terreiros históricos de la ciudad, principalmente en el terreiro Ilê Axé Opô Afonjá y en el Terreiro do Gantois. A su vez, Verger también colabora en la creación del terreiro Ilê Axé Opô Aganju, en 1972.

A partir de los años 80, Verger deja prácticamente de viajar y pasa a residir la mayor parte del tiempo en su casa, situada en el barrio Engenho Velho de Brotas, donde continua investigando y divulgando la cultura afro-bahiana. Continuamente, Verger recibía visitas de investigadores, artistas y de adeptos al candomblé que iban a su casa para investigar en su rica biblioteca especializada en cultura africana y afro-brasileña o, simplemente, para conversar.